
A lo largo de 45 años, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) ha sido un baluarte en la defensa de los derechos de los trabajadores de la educación en México. En un contexto donde el sindicalismo ha sido históricamente cooptado por intereses ajenos a la clase trabajadora, la CNTE se erige como un ejemplo de lucha y combatividad por un sindicalismo auténtico y de clase.
Desde su fundación, la CNTE ha denunciado la corrupción y el “charrismo sindical” que han caracterizado al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). Este último, lejos de ser un verdadero sindicato, ha actuado como un instrumento del Estado, perpetuando la opresión y el control sobre los trabajadores. La crítica a la estructura del SNTE es contundente: ha garantizado la defensa de políticas educativas que no responden a las necesidades de los Trabajadores de la Educación, sino a los intereses de la burguesía y el gobierno en turno. La CNTE, en contraste, ha luchado por recuperar la esencia del sindicalismo, promoviendo la organización y la conciencia de clase al hermanar la lucha magisterial y popular.
En un momento en que el régimen político de la Cuarta Transformación se presenta como un cambio, la CNTE advierte sobre las contradicciones que persisten y la necesidad de mantenerse en constante alerta y preparados para el combate. La lucha por un sindicalismo de clase no es solo una cuestión de reivindicaciones laborales, sino una batalla ideológica que permita a los trabajadores desmantelar las estructuras de opresión que han sido impuestas por el sistema.
La CNTE ha demostrado que la verdadera democratización sindical debe surgir de los propios trabajadores. La historia ha mostrado que las reformas impuestas desde la burguesía y su estado, como el “voto universal, directo y secreto”, han sido utilizadas como herramientas de control, en lugar de promover la verdadera participación y representación de los trabajadores. En este sentido, la CNTE se posiciona como un faro de esperanza, abogando por un sindicalismo que no solo defienda derechos laborales, sino que también promueva la educación ideológica y política de las masas, para abonar al proceso de transformación real de la sociedad.