
En un mundo donde no se ha abandonado la dependencia al petróleo, hoy por hoy las superpotencias económicas establecen un nuevo campo de batalla: los minerales críticos y las tierras raras. Este cambio de enfoque, impulsado por la creciente demanda de tecnologías limpias y la transición energética, ha intensificado la competencia entre Estados Unidos y China, las dos economías más grandes del planeta.
Durante más de un siglo, la lucha por el petróleo ha desencadenado conflictos bélicos y diplomáticos en todo el mundo. Sin embargo, el panorama global ha cambiado drásticamente. Según un informe de la Agencia Internacional de Energía, se prevé que la demanda de petróleo alcance su punto máximo entre 2029 y 2030, lo que marcará el inicio de una nueva era dominada por minerales estratégicos como el litio, el cobalto y el grafito. Estos materiales son esenciales para la fabricación de baterías y componentes de alta tecnología, así como para la industria militar.
La Comisión Europea estima que la demanda de tierras raras se multiplicará por diez entre 2020 y 2050. En este contexto, Estados Unidos y Europa necesitarán aproximadamente 60 veces más litio y 15 veces más cobalto para cumplir con sus objetivos de descarbonización. Las tierras raras, que incluyen 17 elementos químicos escasos, son fundamentales para la producción de motores y baterías, lo que las convierte en un nuevo recurso estratégico.
Recientemente, China ha tomado medidas drásticas al anunciar que dejará de vender ciertos minerales críticos a Estados Unidos, en respuesta a la amenaza del presidente electo Donald Trump de imponer aranceles más altos. Esta decisión ha generado preocupación en Washington, donde la dependencia de los minerales críticos de China sigue siendo alta. A pesar de los controles de exportación impuestos por Pekín, el análisis de BBVA indica que la participación de China en las importaciones estadounidenses no ha cambiado significativamente, lo que plantea dudas sobre la efectividad de estas restricciones.
El dominio de China en la producción de minerales críticos se debe en gran parte a su capacidad para extraerlos a precios más bajos. Si el país asiático impusiera restricciones más severas a las exportaciones, podría elevar los precios globales y alentar a otras naciones a desarrollar sus propias reservas. Según estimaciones del Banco Mundial, las reservas mundiales de tierras raras ascienden a aproximadamente 130 millones de toneladas métricas, de las cuales una tercera parte se encuentra en China.
A medida que la economía china enfrenta desafíos internos, como un crecimiento más lento y una crisis en el sector inmobiliario, el presidente Xi Jinping ha advertido que una guerra comercial con Estados Unidos no tendrá ganadores. Sin embargo, la retórica entre ambas naciones sigue siendo tensa, y la incertidumbre sobre el futuro de las relaciones comerciales se cierne sobre el horizonte.
La batalla por los minerales críticos y las tierras raras representa un nuevo capítulo en la historia de la competencia global. A medida que el mundo se aleja del petróleo, la importancia de estos recursos estratégicos solo aumentará, y la forma en que Estados Unidos y China manejen esta disputa tendrá repercusiones significativas para la economía global y la transición hacia un futuro más sostenible. La pregunta es: ¿Qué mas estragos causará el imperialismo en los pueblos del mundo por acaparar estos recursos? ¿Cuál es nuestro papel en la defensa de la soberanía y la independencia.